Las dos décadas siguientes a la contienda nacional fueron años difíciles, si bien la Junta Directiva de la Hermandad aún con las cicatrices que dejó el enfrentamiento, trabajó con ahínco para que llegado cada dieciséis de julio se celebrara con gran solemnidad la “Fiesta predilecta de los habitantes de la Huerta de Almería”. Así el repicar de campanas, el disparo de los cohetes y el castillo de fuegos artificiales formaban parte de los preparativos de la Novena y Procesión en honor a Nuestra Excelsa Titular. De tal modo, que la festividad del Carmen fue considerada como Fiestas del Barrio extendiéndose, como ya ocurriera en años anteriores, no sólo a la feligresía de la Parroquia sino fuera de los límites de la misma.
Las dificultades económicas por las que pasaba la sociedad de la época afectaban a todos los ámbitos, también a la hermandad, que veía como las cuotas de los hermanos se resentían, los ingresos disminuían y el afrontar los gastos generados se convertía en una difícil tarea, pero esta situación no mermó en ningún momento la fe que profesaban a la Virgen.
En los años setenta y ochenta los datos son difusos, no pudiendo determinar si la Hermandad seguía erigida como tal o no. Si bien es cierto que ningún año dejó de procesionar la venerada imagen de Nuestra Madre del Carmen, pues la devoción y el fervor popular mantenían viva la llama del amor por la Virgen. La Solemne Procesión se celebraba el día de Santiago Apóstol, hasta que a finales de los ochenta dejó de ser festivo y pasó a realizarse el domingo siguiente al día dieciséis de julio.
Llegamos al año 1.993 en el que la hermandad se reconstituye por iniciativa del nuevo Párroco Rvdo. D. Manuel Navarro Ponce que hizo un llamamiento a los fieles de la Parroquia y convocados en reunión designaron de entre los asistentes a esta que les escribe como responsable para reorganizar la hermandad. Nuevamente se produce el resurgir de la misma.
María del Carmen García Fernández
Hermana Mayor |
